domingo, 21 de mayo de 2017

Luego sería "Francisco":

En 1996 se produjo el llamado Milagro Eucarístico de Buenos Aires. Donde una hostia se transformó en carne y sangre. Informado el cardenal Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, ordenó tomar fotos y una intensa investigación de laboratorio.


Los estudios mostraron que la hostia se había transformado en una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón, de una persona de aproximadamente 30 años. Cuya sangre era del grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado.

Los científicos que hicieron el estudio no sabían que era una hostia, se lo dijeron luego de los análisis y quedaron asombrados. Pues tiene glóbulos rojos, glóbulos blancos, y células palpitando y latiendo, y al clavarle una jeringa salía sangre.


sábado, 8 de abril de 2017

Una hostia sangrante:

Un monje de la Orden de San Basilio, sabio en las cosas del mundo, pero no en las cosas de la fe, pasaba un tiempo de prueba contra la fe. Dudaba de la presencia real de Nuestro Señor Jesús en la Eucaristía. Oraba constantemente para librarse de esas dudas por miedo de perder su vocación. Sufría día tras día la duda. ¿Está Jesús realmente y substancialmente presente en la Eucaristía? Dudaba sobre el misterio de la transubstanciación. Su sacerdocio se convirtió en una rutina y se destruía poco a poco. Especialmente la celebración de la Santa Misa se convirtió en una rutina más, un trabajo más.

La situación en el mundo no le ayudó a fortalecer su fe. Había muchas herejías surgiendo durante esta época. Sacerdotes y obispos eran víctimas de esas herejías, las cuales estaban infestando a la Iglesia por todas partes. Algunas de estas herejías negaban la presencia real de nuestro Señor en la Eucaristía. El sacerdote no podía levantarse de esta oscuridad que envolvía su corazón. Cada vez estaba más convencido, por la lógica humana, de esas herejías.

Una mañana del año 700, mientras celebraba la Santa Misa, estaba siendo atacado fuertemente por la duda y después de haber pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Estaba ante un fenómeno sobrenatural visible, que lo hizo temblar y comenzó a llorar incontrolablemente de gozo y agradecimiento.

Las personas se apresuraron a ir al altar y, al presenciar el milagro, empezaron a clamar, pidiendo perdón y misericordia. Otras empezaron a darse golpes de pecho, confesando sus pecados, declarándose indignas de presenciar tal milagro.

La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en 5 partículas de diferentes tamaños y formas irregulares. Los monjes decidieron pesar las partículas y descubren fenómenos particulares sobre el peso de cada una de ellas. Inmediatamente la Hostia y las cinco partículas fueron colocadas en un relicario de marfil.

sábado, 4 de marzo de 2017

Un santo moderno:

En su última celebración del Corpus Domini que presidió en 2004, el Papa ya no podía andar, de forma que hubo que fijar su silla a la plataforma del vehículo dispuesto para la procesión. Delante de él, sobre el reclinatorio, se exhibía el ostensorio con el Santísimo Sacramento. Poco después de la partida, Juan Pablo II se dirigió a uno de los maestros de ceremonias y le preguntó si podía arrodillarse. Con delicadeza, éste le explicó que era demasiado arriesgado, dado que el recorrido era bastante accidentado y eso menguaba la estabilidad del vehículo. Pasados unos minutos el Papa repitió: “Quiero arrodillarme”. Le respondieron que esperase a que el firme fuese mejor. Unos instantes después exclamó resuelto, casi gritando: “Ahí está Jesús. Por favor.” Dado que no era posible contradecirlo, los dos maestros de ceremonias lo ayudaron a arrodillarse en el reclinatorio. Como no lograba sostenerse con las piernas, el Papa intentó sujetarse aferrándose al borde de aquel, pero, casi de inmediato, tuvieron que sentarlo de nuevo en la silla. Pese a que el cuerpo ya no le respondía, su firmeza y entereza de ánimo seguía intacta.


sábado, 28 de enero de 2017

El defensor de la Eucaristía:

San Tarcisio era un acólito o ayudante de los sacerdotes en Roma. Después de participar en una Santa Misa en las Catacumbas de San Calixto fue encargado por el obispo para llevar la Sagrada Eucaristía a los cristianos que estaban en la cárcel, prisioneros por proclamar su fe en Jesucristo. San Tarcisio.Por la calle se encontró con un grupo de jóvenes paganos que le preguntaron qué llevaba allí bajo su manto. El no les quiso decir, y los otros lo atacaron ferozmente para robarle la Eucaristía. El joven prefirió morir antes que entregar tan sagrado tesoro. Cuando estaba siendo apedreado llegó un soldado cristiano y alejó a los atacantes. Tarcisio le encomendó que les llevara la Sagrada Comunión a los encarcelados, y murió contento de haber podido dar su vida por defender el Sacramento y las Sagradas formas donde está el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
El libro oficial de las Vidas de Santos de la Iglesia, llamado "Martirologio Romano" cuenta así la vida de este santo: "En Roma, en la Vía Apia fue martirizado Tarcisio, acólito. Los paganos lo encontraron cuando transportaba el Sacramento del Cuerpo de Cristo y le preguntaron qué llevaba. Tarcisio quería cumplir aquello que dijo Jesús: "No arrojen las perlas a los cerdos", y se negó a responder. Los paganos lo apalearon y apedrearon hasta que exhaló el último suspiro pero no pudieron quitarle el Sacramento de Cristo. Los cristianos recogieron el cuerpo de Tarcisio y le dieron honrosa sepultura en el Cementerio de Calixto".
Sobre su tumba escribió el Papa San Dámaso este hermoso epitafio: "Lector que lees estas líneas: te conviene recordar que el mérito de Tarcisio es muy parecido al del diácono San Esteban, a ellos los dos quiere honrar este epitafio. San Esteban fue muerto bajo una tempestad de pedradas por los enemigos de Cristo, a los cuales exhortaba a volverse mejores. Tarcisio, mientras lleva el sacramento de Cristo fue sorprendido por unos impíos que trataron de arrebatarle su tesoro para profanarlo. Prefirió morir y ser martirizado, antes que entregar a los perros rabiosos la Eucaristía que contiene la Carne Divina de Cristo".


domingo, 15 de enero de 2017

Introducción:

"Dios en el Pan"... es el milagro indudablemente más importante. Viene sucediendo desde hace 2000 años en cada Misa diaria desde las primeras practicadas en las mismísimas catacumbas.

Por ende en cada historia también milagrosa que iré contando pondré el video que lo explica: